jueves, 31 de marzo de 2011

Como todas las historias esta tiene un principio...

No os diré que aquí he llegado tras pasar por delante de un espejo de casualidad y mirarme fijamente... mentiría porque no, no fue así. Tampoco os diré que llegó el amigo cruel que me comentó, "tío, te veo más gordo"..., tampoco fue así.



En realidad todo es más complicado, es el bagaje de muchos años pasando delante de los espejos y de amigos crueles. Es una nueva carga, a tope, de la Batería de Buenas Intenciones (>BBI< ), del lado bueno del "vamos a cuidarnos un poco que ya tenemos una edad". Por aquí sí, por aquí vamos bien...

También tiene un poco de culpa el armario. Ese grupo de camisas a las que vas pillando odio porque aprietan un poco la barriga. El quedarte sin aire al intentar abrocharte aquellos vaqueros. El que llegue una boda y al buscar el traje del año pasado lo único que puedes hacer con la chaqueta es echártela al hombro, etc., Que en todas las comidas, familiares o no, te vean gordito y te pregunten si te has quedado con hambre o si ¿te frío un huevo?.

Son todas esas cosas que si alguna vez has estado en mi situación sabes de qué hablo... Incluso sería divertidísmo hacer una recopilación de ellas y si es entre todos, mejor.

Pues bueno, de nuevo voy a intentar ponerle un poco de remedio e ir solventándolas una a una. Como dije antes, tengo cargadas las BBI al máximo. Si te apetece te voy contando cómo me siento, cómo voy, etc., porque si te pasa lo que a mí igual te ayuda llevar el sacrificio de adelgazar con el mejor sentido del humor posible.

Vamos al lío!...